Archive | January, 2014

Pérdidas y hallazgos

20 Jan

Pasó un episodio muy cuático y milagroso que pienso que debería contar.

El año pasado, para mi cumpleaños numero 30, mi novio Pablo me regaló una pulsera hermosísima de una conocida joyería. No me la saqué nunca más, he ido incluso a nadar a la piscina con ella, la tengo siempre conmigo.

Justo antes que terminara el año pasado, estaba en mis clases de peluquería cuando se me ocurrió ir al banco en un break de media mañana. Fui rápidamente caminando por Providencia y cuando pasé por Providencia con Lyon, sucedió: pisé sin querer una repisa de metal que estaba en el suelo, era de unos vendedores ambulantes que estaban ofreciendo una infinita variedad de cotillón para el año nuevo. Fue como pisar una cáscara de plátano, me caí de una manera extremadamente ridícula y, si el que lee esto es de Santiago, sabrá que esa esquina es MUY concurrida, fue una situación de muerte social extreme. Quedé casi de guata en el suelo, por lo que procedí a levantarme rápidamente y huir del lugar sin mirar a nadie. Sentí las rodillas rotas y quedé con un enorme chichón instantáneo en la muñeca. Ya en la fila del banco me di cuenta que no me había roto el pantalón pero que muñeca estaba hinchadísima y ya me pareció un episodio muy gracioso, no tenía heridas graves. Justo era el cumpleaños de mi profesora de peluquería, así que a la vuelta en clases comimos muchos chester, ramitas, torta y bebida. Con toda esa comida era imposible almorzar, por lo que a la hora de almuerzo fui a vitrinear por los alrededores con algunos compañeros. Estaba en eso cuando de pronto me toco la muñeca como siempre lo hago y CHAN: NO ESTABA LA PULSERA! Me di cuenta de eso y salí corriendo, atravesé en la mitad de la calle corriendo (ojalá no aparezca en la típica nota de noticiario de verano, cuando muestran a esa gente atravesando la calle en cualquier lugar) y llegué a la esquina donde me caí. No había otra opción, tenía que haber quedado ahí. Busqué en el piso, obviamente no había nada, por lo que procedí a preguntarle a los vendedores ambulantes, culpables de mi caída pero únicos posibles salvadores de la situación:

– No oiga, no hemos visto nada en el piso pero si llego a ver algo, lo dejaré aquí con mi señora.
– Es que si no hay nada ahora es porque ya alguien la recogió, no va a aparecer después… Esa pulsera era muy importante para mi, era mi regalo de cumpleaños…

El caballero puso una cara rara pero nada que hacer. Volví a clases destruida pensando lo imbécil que había sido por perder mi hermoso regalo solo por plancha, revisando en mi cabeza una y otra vez cómo no vi cuando la pulsera se abrió, dónde pudo haber caído y todas esas cosas que uno hace para atormentarse cuando la caga.
Llegó una profesora de mi recinto de estudios, me vio pésimo y me preguntó qué pasaba. Le conté el episodio y me dijo:

– Cuando eso me ha pasado, digo las siguientes palabras y nunca me ha fallado: “—” (no las contaré para guardar su poder y que sigan siendo mágicas). Ahora vuelve a esa esquina y anda con fe, estoy segura de que aparecerá tu pulsera.

Dije las palabras tímidamente y pensando en que en realidad no perdía nada con volver, me dirigí nuevamente a la esquina, esta vez con un compañero de clase. Llegamos, levantamos bolsas de cheetos, piedras, todo y no encontramos nada. Estábamos casi en 4 patas revisando todo cuando de repente se acerca un adolescente:

– Oye, mi mamá tiene tu pulsera, la encontramos en el suelo…
– … (cara de impacto)

Y me giro y veo a una señora muy grande sacar de un pequeñísimo banano, mi pulsera. Lloré de la emoción, los abracé a todos y les expliqué lo importante que era esto para mi. Ellos se rieron mucho, estaban contentos. Fue un milagro de fin de año.

Volví a clases y nadie podía creerlo. La profesora me decía:

– VES? NUNCA FALLA!

Y me dio entre risa nerviosa y miedo, pero miedo del bien.

Le conté esto a mis familiares y tampoco nadie podía creerlo.
Lo mágico es que mi hermana perdió en Barcelona otra cosa muy importante, la dejó olvidada en una tienda y, diciendo el conjuro mágico, encontró su objeto.

No sé cuál será la explicación, tal vez está todo en el poder de la mente… MUAHAHHAHA

FIN