A dos meses del accidente que dejó mi cello destruido, recién lo tengo de vuelta. Finalmente no cambiaron el mango entero, sólo lo pegaron. Durante estos dos meses usé un cello la linda Angela Acuña me prestó (no terminaré nunca de agradecerte!). La idea es dejar este cello en Santiago y usarlo sólo para grabar o shows muy importantes y elegantes (como será el próximo lanzamiento del disco nuevo de los Dënver), y para viajar y shows normales, usar mi nuevo cello eléctrico Yamaha que viajará a fin de mes a Chile desde NY.
Aunque vi varias veces a la persona que pateó mi cello, nunca se acercó a pedirme disculpas. Me impresiona que el orgullo gane sobre la decencia. Creo que ya fue, pero es triste como cambió la impresión que tenía sobre esta persona. Sólo espero no toparmelo nuevamente por ahí.
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